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Creciente presencia de lobos en pastizales de California causa preocupación entre ganaderos

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Un lobe gris entre un grupo de vacas
Una cámara de caza capturó la imagen de este lobo gris perteneciente a la manada Lassen entre un grupo de vacas en julio del 2022. Fotografía por Ken Tate y Tina Saitone, de UC Davis

Un solo lobo puede causar pérdidas de hasta 162 mil dólares

Un reciente estudio de la Universidad de California calculó en miles de dólares las pérdidas financieras de la industria ganadera de California relacionadas con el lobo gris, cuya población ha registrado un repunte en California, donde hace casi un siglo fue declarado en peligro de extinción.

En el 2011 se observó a un lobo solitario cruzar la frontera de Oregón hacia California y ya en el 2024 se documentó la presencia de sietes manadas de lobos grises en varias puntos del estado. 

Apoyados por las imágenes de cámaras de campo activadas por movimiento, collares equipados con GPS, análisis de excremento y muestras de ADN en el pelo del rabo de las vacas, investigadores de la Universidad de Davis analizan el alcance del efecto que está teniendo la creciente población de lobos grises en las operaciones ganaderas que ya han empezado a reportar pérdidas relacionadas con esta situación.

“No existe en realidad una investigación en el estado sobre las consecuencias económicas de la interacción de un depredador ápice con el ganado”, manifestó Tina Saitone, profesora de UC Davis y especialista de Extensión Cooperativa en economía ganadera y pastizales. 

Saitone buscó ponerle un número al costo directo e indirecto a la interacción de lobos con el ganado, después de que el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW), lanzó un programa piloto para compensar a los ganaderos por las pérdidas causadas por los lobos. 

Equipo interdisciplinario 

Saitone propuso realizar la investigación a su esposo Ken Tate, profesor de UC Davis y especialista de Extensión Cooperativa en ciencias de los pastizales. Ben Sacks, director de la Unidad de Ecología y Conservación de Mamíferos del Laboratorio de Genética Veterinaria, se unió a ellos para analizar las muestras de excremento, mientras que Brenda McCowan, profesora de salud y reproducción poblacional de Medicina Veterinaria de UC Davis, se dio a la tarea de examinar los niveles de cortisol del ganado.  

“Hay muchos ganaderos nerviosos”, dijo Tate y “hay una cantidad muy limitada de trabajo en torno a este tema”.

La investigación interdisciplinaria se enfocó en tres manadas de lobos — bautizadas como Harvey, Lassen y Beyem Seyo — y sus interacciones con el ganado de pastoreo en la zona noreste de   California, desde junio a otubre del 2022, 2023 y 2024. El financiamiento fue aportado por el Programa de investigación y Extensión de Agricultura Sostenible para el Oeste del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el Fondo Russell L. Rustici para la Investigación de Pastizales y Ganado.

El equipo reveló que:

  • Un solo lobo puede causar pérdidas directas e indirectas entre los 69 mil y 162 mil dólares debido a tasas más bajas de preñez entre las vacas y menor aumento de peso en los terneros;
  • Las pérdidas indirectas totales se calculan en 1.4 a 3.4 millones de dólares dependiendo del impacto moderado o severo causado por las tres manadas de lobos;
  • Un 72% del excremento analizado durante las temporadas de verano del 2022 y 2023 contenían ADN de ganado y
  • Los niveles de cortisol en el pelo del ganado que pastaba en área con lobos dieron resultados elevados, indicando un incremento en los niveles de estrés.

“Está claro que la escala del conflicto entre los lobos y el ganado es substanciosa, expandiendo el costo para los ganaderos en términos de bienestar y rendimiento animal y rentabilidad de los ranchos”, mencionó Saitone. “Esto no es sorprendente dado que parece que el ganado es el mayor componente de la dieta de los lobos y las calorías impulsan su éxito de conservación”.

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Lobo gris aproximándose a un toro
Un lobo gris capturado en una cámara en junio del 2023 se aproxima a un toro. Fotografía por Tina Saitone y Ken Tate de UC Davis

Colaborar para obtener acceso e información 

Los investigadores caminaron hasta los pastizales en zonas remotas para montar cámaras de caza y obtuvieron el permiso de los ganaderos para colocar collares con GPS en las vacas. Saitone y Tate nunca habían llevado a cabo este tipo de trabajo, pero tras años de colaborar en otras investigaciones, se han ganado la confianza de los ganaderos y administradores de tierras quienes les han proporcionado información y apoyo. 

“Este es un asunto muy delicado para los ganaderos y propietarios de tierras, por ello necesite casi todos mis 30 años que me llevó construir redes para obtener acceso a la tierra y ganado para este estudio”, mencionó Tate.

Los ganaderos locales y otros aportaron recomendaciones sobre los sitios para montar las cámaras. “La gente en los lugares fue realmente valiosa para entender la dinámica de los lobos en general”, agregó.

En busca de los lobos 

Saitone y Tate montaron una red de más de 120 cámaras de vigilancia y collares con GPS a 140 vacas en pastizales ubicados en zonas con y sin lobos. Ellos revisaban las cámaras cada dos semanas, cambiaban las tarjetas de memoria y limpiaban la zona de arbustos o r

amas que pudieran activar las cámaras con una simple brisa. 

Ninguno de los dos sabía si iban a poder capturar fotografías de los lobos. 

“No vemos estos animales con frecuencia”, indicó Tate. “Son nocturnos. Te relacionas con ellos casi exclusivamente a través de las cámaras”.

Pero una noche cuando revisaba la información de una cámara, Saitone notó una manada de vacas y terneros caminando muy aprisa y corriendo frente a una cámara durante 30 minutos, seguida por dos lobos en medio de la noche. “Estaban persiguiendo a este ganado y lo capturamos en cámara”, dijo Tate. “Ese momento de estrés simplemente pasó y para mí, fue el primero y muy emocionante hallazgo de evidencia de que los lobos estaban interactuando negativamente con el ganado”.

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Stevi Vanderzwan preparando muestra de excremento para determinar el ADN
Stevi Vanderzwan, especialista asociada y gerente de laboratorio, prepara una muestra de excremento para determinar el ADN en la Unidad de Ecología y Conservación de Mamíferos del Laboratorio de Genética Veterinaria de UC Davis. Fotografía por Don Preisler, UC Davis

Muestras de excremento 

Al revisar las cámaras, encontraron excremento canino. “Los lobos usan principalmente caminos y senderos, igual que lo hacen los humanos y ganado”, indicó Saitone. “Es el camino más fácil para ellos así que frecuentemente depositan su excremento en el camino”.

Los investigadores comenzaron a recoger el excremento, preservándolo con desecante para luego hacerlo llegar a Sacks para ser analizado. De las 377 muestras que entregaron, alrededor del 27% pertenecía a lobos, mientras que el resto era de coyotes, gatos montés y leones

Un 86% de las muestras de excremento del verano del 2022 contenía ADN del ganado y otros 13 diferentes lobos fueron identificados, de los cuales todos habían comido vacas. Durante los dos años, un 72% de las muestras contenían ADN de ganado. Las muestras también mostraron el AND de venado bura, roedores y ocasionalmente osos y pájaros, dijo Sack.  

Sacks hizo énfasis en que la información no indicaba qué mató al ganado, “solo nos dice que fue la cena”, agregó.

Una nueva fase de gestion 

Los lobos grises se encuentran protegidos bajo las leyes estatales y federales como especies amenazadas. El programa de compensación de CDFW por daños causados por depredadores pagó 3.1 millones de dólares en fondos iniciales y la agencia anunció que a partir del 2 de abril iniciaría una nueva fase para la gestión de lobos dado el incremento en su población. 

La nueva fase consiste en evaluar la situación de los lobos grises, evaluar posibles permisos para permitir “controles menos letales” como ruido y uso de equipo motorizado para disuadir a los depredadores, una herramienta en línea para ofrecer detalles sobre la ubicación de los lobos con collares con GPS, investigar las pérdidas de ganado debido a los depredadores y otras acciones.  

“Necesitamos llegar a algún tipo de coexistencia” dijo Tate. “No sabemos cómo será, pero no se parece a lo que estamos haciendo ahora, eso es seguro. No es algo sostenible. Esta investigación ayuda para avanzar en la conversación”.

Esta historia fue publicada primero en el sitio de UC Davis News .

*Adaptado al español por el equipo de News and Information Outreach in Spanish de UCANR. To read in English - click here